El cerebro emocional: gestión de las emociones de dentro hacia fuera. Martes 21 de marzo, de 17:00 a 19:00 horas
En una entrada anterior, hablábamos de los 3 cerebros. El primitivo, el emocional y el racional. Propusimos una serie de estrategias para reducir el agotamiento, vinculando esta vía con el cerebro reptiliano. Si se cuenta con suficiente energía, será más sencillo desarrollar las acciones que identifiquemos como prioritarias, fruto de nuestro pensamiento. Vinculado esto último con el cerebro racional del que hablaremos en la próxima entrada.
El sistema límbico o cerebro emocional
El sistema límbico, también llamado cerebro medio, es la porción del cerebro situada inmediatamente debajo de la corteza cerebral, y que comprende centros importantes como el tálamo, hipotálamo, hipcampo y amígdala cerebral. Estos centros ya funcionan en los mamíferos siendo el asiento de movimientos emocionales como el temor o la agresión.
En el ser humano, estos son los centros de la afectividad. Es aquí donde se procesan las diferentes emociones y el hombre experimenta penas, angustias y alegrías intensas. El sistema límbico está en constante interacción con la corteza cerebral. Una transmisión de señales de alta velocidad permite que el sistema límbico y neocórtex trabajen juntos y esto implica que podamos tener control sobre nuestras emociones.
La inteligencia emocional: de dentro hacia fuera
Trabajar la inteligencia emocional requiere hacerlo de dentro hacia fuera. Comenzar con autoconocimiento, seguir con autorregulación emocional, automotivación y empatía y terminar con habilidades sociales. Hay personas que tienen mucha empatía pero no han desarrollado su autoconocimiento y autorregulación emocional y están todo el tiempo disponibles para los demás y siendo proactivos pero renunciando a sus verdaderos y más profundos intereses u objetivos propios. Es interesante seguir este camino que se comenta aquí.
Autoconocimiento - lo poseen aquellas personas que tienen conciencia emocional, una valoración adecuada de sí mismas y confianza en sí mismas. Saben qué emociones experimentan y por qué, saben relacionar y establecer vínculos entre sentimientos y lo que piensan, hacen y dicen, reconocen el efecto de esas sensaciones en su vida diaria, saben cuáles son sus objetivos y metas y se guían por ellos, conocen sus puntos fuertes y debilidades, son reflexivas y aprenden con la experiencia, están abiertas a la crítica sincera, tienen sentido del humor y cierta perspectiva sobre sí mismas, tienen presencia, son capaces de expresar su opinión aún sabiendo que pueden generar rechazo y son decididas.
Autorregulación emocional - la poseen aquellas personas que tienen autocontrol, confiabilidad, integridad, adaptabilidad y capacidad de innovar. Es decir, manejan sentimientos impulsivos y emociones perturbadoras, se mantienen enteras, positivas y casi imperturbables en situaciones difíciles, son capaces de pensar con claridad y mantener una concentración incluso sometidas a presión, actúan de manera ética y están por encima de todo reproche, suelen inspirar confianza, admiten sus errores, son capaces de permanecer con templanza defendiendo sus posturas, cumplen sus compromisos y promesas, se hacen y sienten responsables de dar satisfacción a sus objetivos, son muy organizadas y cuidadosas en el trabajo, se desenvuelven con soltura en situaciones de exigencia múltiple, saben adaptarse, son flexibles en su visión de los hechos y no son dogmáticos, buscan nuevas ideas de fuentes diferentes, son generadoras de nuevas ideas y aportan perspectivas novedosas asumiendo riesgos.
Automotivación - la poseen personas orientadas al logro, comprometidas, con iniciativa y optimistas. Es decir, se orientan a los resultados, se fijan metas difíciles y ambiciosas, buscan información para reducir la incertidumbre, aprenden a mejorar su desempeño, están dispuestas a realizar sacrificios para lograr un objetivo general o superior, se sienten útiles ante la misión general, usan los valores del grupo para tomar decisiones, buscan alternativas, tienen predisposición para aprovechar oportunidades, son capaces de movilizar a otros con su propio ejemplo, son persistentes en el logro de sus metas, actúan con esperanza de éxito y no por miedo al fracaso, entre otros.
Empatía - la poseen personas que comprenden a los demás, ayudan a los demás a desarrollarse, se orientan hacia el servicio, aprovechan la diversidad y tienen conciencia.
Habilidades sociales - la poseen personas que tienen influencia, habilidades comunicativas, que saben manejar conflictos, que poseen liderazgo, que son catalizadoras de cambios, que saben establecer lazos, que son colaborativas y cooperantes, que tienen capacidad de trabajo en equipo, entre otras.
Trabajar nuestra inteligencia emocional tiene sentido pues se ha visto que incrementa la autoconciencia, favorece el equilibrio emocional, fomenta relaciones armoniosas, potencia el rendimiento laboral, aumenta la motivación y el entusiasmo, otorga capacidad de influencia y liderazgo, mejora la empatía y fomenta las habilidades sociales, aumenta el bienestar psicológico, facilita la buena salud y genera defensas para afrontar situaciones difíciles y de tensión. Razones más que suficientes para ponernos manos a la obra y vivir una buena vida.
Recomendamos el libro de "Brújula para navegantes emocionales" de Elsa Punset y "Cartas a Lucilio" de Séneca. Literatura contempóranea y clásicos que sirven de bálsamo para curar cicatrices.
Ejecuta ORMEX con el apoyo de Diputación de Badajoz.


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